lunes, 23 de noviembre de 2015

    En los últimos años, la práctica de actividades físicas en el medio natural ha evolucionado desde concepciones tradicionales y minoritarias, a formas innovadoras al alcance de una amplia masa social. Muchos practicantes buscan emociones en la naturaleza en contraposición a una vida urbana donde la percepción del riesgo es casi inexistente; estas actividades nos pueden llevar a situaciones de requerimientos motrices complicados e intensos, o a experiencias que nos trasladen a un mundo lleno de trascendencia. El placer de poder adaptarse y de integrarse al dinamismo de la naturaleza, de superar sus formas majestuosas, comporta un juego cambiante en dimensiones, normas y emociones.

    Quizás, la combinación constante y paradójica de ansiedad, placer y excitación, lleva a muchos sujetos a valorar estas actividades como apasionantes, excepcionales y divertidas, y como en otras situaciones en las que existe un elevado compromiso personal, en las actividades en el medio natural la subjetividad puede alejarnos bastante de la realidad. Son situaciones que implican esta mezcla de sentimientos que sólo pueden comportar una gran arbitrariedad de criterios a la hora de juzgar el riesgo de una actividad.
Fuente: Fuster, J., & Elizalde, B. (1995). Riesgo y actividades físicas en el medio natural: un enfoque multidimensional. Apunts: educación física y deportes, (41), 94-107.

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